Argentina: un año de la colección Antiprincesas-Entrevista a Nadia Fink
por Sergio Segura, Redacción ProMosaik América latina, 30-6-2016
Las antiprincesas son una colección de libros para “chicos y chicas”, donde además de rescatar la obra de heroínas latinoamericanas como Violeta Parra Frida Kalho, Juana Azurduy o Clarice Linspector, rompe con los esquemas tradicionales de la literatura para niñas haciendo énfasis en las cualidades personales de mujeres históricas y sus aportes políticos que aún retumban en las construcciones populares y académicas de América Latina. En Buenos Aires (Argentina), Nadia Fink hace un balance del impacto generado de esta producción que le está dando la vuelta al mundo.
Sergio Segura: Si Frida Kahlo y Violeta Parra son antiprincesas, ¿qué rupturas generaron en los estereotipos tradicionales de las mujeres para haberlas llevado a una colección de libros?
Nadia Fink: La idea desde el comienzo fue llevar historias de algunas mujeres latinoamericanas para el lenguaje de niñas y niños. Cuando estábamos haciéndolo sobre Frida Kalho nos surge la idea de “antiprincesas” como colección, es decir, oponer lo que son las princesas de cuentos tradicionales a estas mujeres que intentábamos contar, empezando porque las princesas tradicionales son europeas y pertenecen a una cultura muy lejana a la de nuestras niñas; nosotros y nosotras queríamos contar historias reales porque inventar una antiprincesa nos parecía caer en otro estereotipo, no sé cómo hubiéramos dibujado o inventado para escribir una antiprincesa.
Son latinoamericanas porque creemos que nuestras niñas tienen esa cultura que las rodea, ese paisaje, ese reflejo, esa forma de ser, en sus diversidades de pieles, de tamaños, de colores.
Hay aspectos particulares de estos libros, como la capacidad de exponer en palabras sencillas términos como ‘arte popular’, ‘desarraigo’ o ‘revolución’. ¿Cómo logran explicarles a los niños palabras que contienen tanta complejidad?
Cuando empezamos a escribir estas historias, además de probar este lenguaje nuevo, se dio cómo generar el diseño; en esto Martín le metió mano, pensar un diseño que fuera interactivo, que estuviera más relacionado con las tecnologías de los pibes y pibas de ahora. Nos interesa mucho eso que se dice ahora, de que los pibes no leen, y como adultos hay que ponerse en el lugar de ellos y ver esto cómo se desarrolla. Hay ciertos términos que son más difíciles, ¿qué hacemos?, ¿no los mencionamos o tratamos de armar este minidiccionario que lo que hace es continuar el lenguaje que usa el resto del libro? Por eso esta definición sencilla: “‘revolución’ es cambiar las cosas que están mal entre muchos y muchas”, como una definición muy básica que llegue a los pibes y que a la vez no complique ni retuerza la forma como se viene contando la historia.
¿Quién es Martín y a quién más se debe la posibilidad de estas publicaciones?
Martín Azcurra es el diseñador, quien juega con el texto para que no sea tan lineal, y Pitu Saá es el ilustrador. Con él trabajamos mucho en el principio, cuando se están empezando a hacer los textos. Es una ida y vuelta donde se enriquece el dibujo y el texto. Pitu es fundamental, la idea de estos libros nace a partir de descubrir los dibujos de Pitu. Creo que él lo resuelve con mucha sensibilidad, con mucho colorido. El proyecto es de Chirimbote, editorial para niños y niñas que hemos creado a partir de esta colección.
Juana Azurduy es menos conocida pero es un libro que se compra en los kioscos frecuentemente, háblanos sobre ella. Por otro lado, ¿habrá alguna colombiana?
Juana Azurduy actuó en las luchas de liberación del virreinato del Río de la Plata, también estuvo en el alto Perú y luchando con los ejércitos de Belgrano, el año pasado le hicieron un monumento cerca de la Casa Rosada reemplazando a Cristobal Colón. A Juana se le reconoce mucho más en Bolivia porque creció en Chuquisaca, pero tuvo que ver con luchas muy cercanas a nuestra América. Colombianas sí, me han pedido varias veces una en particular, que además he leído su historia, Policarpa Salavarrieta, “la Pola”, pero no va a ser inmediatamente. Venimos con Violeta que es chilena, Frida mexicana, Juana que está asociada a Bolivia y Clarice Lispector que es brasilera. No siempre serán de las luchas por la liberación, porque la idea es ir rotando en los aspectos y las características que desarrolla cada mujer. La colombiana María Cano es muy interesante, pero a veces no me imagino contándoles a los chicos que ella tuvo que ver con los desarrollos de los primeros sindicatos. Es difícil contar historias que son interesantes pero cómo llevarla también a los chicos, qué aspectos poder mostrarles de sus vidas a los pibes. Además, también iniciamos hace algún tiempo con la colección ‘Antihéroes’, donde están Eduardo Galeano y Julio Cortázar, vendrá el Che Guevara y otros más.
¿Cuál es la reflexión política que haces como periodista, teniendo en cuenta que estos libros han tenido un impacto significativo en América Latina y otros lugares del mundo?
Está buena la pregunta. Me parece que fue impactante que tuviera tanto desarrollo, llevo trabajando desde el periodismo independiente hace varios años en algunos medios de comunicación, nos llamó la atención que “un algo” pensado desde ese lugar tuviera tanto impacto y que nos vengan a buscar para difundirlo o venderlo. Por un lado, genera una reflexión de lo que siempre nos mata la cabeza al periodismo independiente, de cómo conseguir productos que puedan trascender un público convencido y llegar a altos sectores de la población. Por otro lado, creo que es un momento en el que el tema de género está instalado, no decimos “boom” porque es una palabra que usa el mercado, pero si vemos una marcha tan masiva como lo fue “Ni Una Menos”, en la Argentina donde se siguen cometiendo feminicidios, más allá de las leyes que se han conseguido creemos que es un tema que dejó de ser una charla o una lucha de minorías para transformarse en algo masivo.
Hubo más de 65.000 personas en el Encuentro Nacional de Mujeres de 2015 que se da hace 30 años y eso muestra el momento que se está atravesando. Yendo a un lugar más práctico, escucho mucho que los adultos y adultas dicen “las princesas nos tienen podridas”. Entonces me parece que hay algo que apunta a ser un disparador, ser otro espejo, algo que incluye una mirada diferente de lo que son las princesas y esos estereotipos sobre todo con respecto a la belleza, que son estereotipos muy duros para las “pibitas”.
Para terminar, compártenos un mensaje para las niñas y mujeres de Latinoamérica.
Es muy fuerte darles un mensaje, no sé si tenga un mensaje, pensando en que estos libros eran unos disparadores para poquitos y terminó siendo algo más grande. Pero sí me parece que hay tantas cosas para desatar con respecto a las mujeres… yo creo que tanto estos libros como lo que me está pasando a mí en este último año, es sobre todo valorar el encuentro entre mujeres y romper con estereotipos físicos y otros estereotipos como por ejemplo sobre los deportes. Desde que nacemos las niñas solemos hacer cosas más individuales como la danza, o como jugar con planchas, ollitas y muñecas; en los varones está la pelota de fútbol y nos enseñan a construir más colectivamente y a desarrollar un juego que los potencia a todos. Me parece que hay muchas cosas por cambiar, de a poco, relacionándonos con el que tenemos al lado, eso me parece muy interesante para fortalecernos.
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